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Arquitectos: Arquitectura a Contrapelo
- Área: 151 m²
- Año: 2021
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Fotografías:Juanca Lagares
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El daruma es un amuleto japonés consistente en una figura de madera ovoide de grandes ojos carentes de pupilas que se vincula a la realización de una tarea. El ojo derecho se pinta al dar comienzo el proyecto, permaneciendo incompleto como recordatorio diario del intenso proceso necesario para concluir la labor, momento en el cual se dibuja el ojo izquierdo para completar la figura.
Este peculiar personaje, de algún modo, se transfiguró en el propio encargo: un solar achatado entre medianeras, de dimensiones reducidas (9,40 x 7,70 m), que se ubica en un entorno urbano de viviendas bajas unifamiliares aislado en cierta medida por la proximidad de las vías del tren en su paso por la capital hispalense.
Las condiciones de contorno de la propia parcela, sumadas a la inserción de varios elementos de carácter indispensable para el cliente (una piscina, una chimenea, un árbol, una terraza, una barbacoa, una doble cocina), derivó en una reinterpretación de las claves espaciales de la casa patio tradicional sevillana entremezclada con los conceptos de uso de la vivienda japonesa, que se reflejan en el lenguaje y funcionamiento interno de una arquitectura sencilla y a la vez altamente singular.
La casa, hermética y densa en su relación con el medio exterior, se desmadeja en su seno a través de un patio lateral que permite generar una nueva fachada interior orientada a sur y ordena las estancias a su alrededor así como la secuencia de actividades desarrolladas a lo largo de cada una de ellas.
La planta baja se fragmenta en su acceso permitiendo registrar toda la profundidad del solar ya en el zaguán de entrada, todavía a la intemperie, desde el cual se ingresa al primer gran espacio de la vivienda, el salón-cocina que, a su vez, se extiende de vuelta hacia el patio a través de amplias carpinterías practicables de vidrio.
Adosada al perímetro de la vivienda se sitúa la escalera concebida como único pasillo del hogar, que libera el resto de las estancias haciéndolas fluidas y permeables y, asimismo, actúa a modo de colchón físico entre los espacios de uso, las viviendas medianeras y la calle. También es un elemento modulador de la luz que, desde el lucernario situado en cubierta, recorre todos los niveles del inmueble hasta alcanzar el salón de planta baja.
El volumen construido se enrosca a ambos lados del vacío central en planta primera, conformando los espacios servidores del dormitorio principal: un aseo diáfano de grandes proporciones en la crujía de fachada, y una zona de almacenamiento y vestidor en el fondo del domicilio.
La ubicación de estos ámbitos en el nivel intermedio facilita a su vez la generación de las áreas exteriores del ático, consistentes en una reducida terraza posterior y una azotea en fachada de mayores proporciones, en la que se sitúan la piscina, la zona de barbacoa y el espacio de estar vinculado al interior de la vivienda. De esta forma, la sala de invitados, provista de un pequeño aseo y una cocina accesoria, es capaz de transformarse en un espacio flexible que se dilata y apropia de la azotea adyacente mediante una carpintería de vidrio corrediza que, al abrirse, queda oculta en toda su extensión.
El uso de materiales continuos y neutros en suelo y paredes contrasta con los techos de bovedillas vistas, los muebles de madera de abedul adosados a la escalera y los chapados de aluminio negro en las carpinterías de vidrio, elementos que confieren carácter y dinamismo a los espacios sin restar importancia al predominio de la luz y a la transparencia visual y física del edificio. Todo ello bajo la premisa de una habitabilidad modesta, informal y flexible de la cual la arquitectura planteada ha pretendido ser contenedora e inductora. Su ojo izquierdo, no obstante, aún permanece en blanco a la espera de ser esbozado, día a día, por sus ocupantes.